POR: FELIZ VINICIO LORA
El
intelectual Don Federico Henríquez y Carvajal, dijo ante el féretro del insigne
educador Eugenio María de Hostos, una frase lapidaria que retumba en los
intersticios de cada país de América: “¡Oh,
América infeliz, que sólo conoces a tus grandes vivos, cuando ya son tus
grandes muertos!”.
Freddy
Beras-Goico, a mi juicio, era uno de los hombres más extraordinario que ha parido este país, enclavado “en el
mismo trayecto del sol”.
Aunque
reconocido en mi vida, Freddy se merece que la futura generación sepan que fue,
no solamente el más grande humorista,
sino, que cuando la patria necesitaba de él, no se le negó.
En la
Guerra de Abril del 1965, Freddy andaba
en la calle El Conde, defendiendo en el campo del honor, la vuelta a la constitucionalidad, con una
ametralladora y en el cuello una tira de balas, siento apresado y torturado
varias veces.
Amén de que
fue un gran filántropo, me atrevo a
sugerir al alcalde del Ayuntamiento del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, que
someta al consejo de regidores un proyecto para designar un tramo de la Calle
El Conde como “El bulevar Freddy Beras-Goico.
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