FELIZ VINICIO LORA
Como dije en
una columna anterior, ahora que sufro algunas inconvenientes como secuela del
accidente cerebral, me doy cuenta de la
miseria humana que arropa gran parte de la sociedad.
El que nace
con algunas limitaciones, sea rico o pobre, alguna vez ha experimentado lo despiadada
que es una sociedad que no le importa nada.
Como escribió el periodista José Rafael Sosa: “
…un cuestionamiento a toda la sociedad
que sigue mirando con distancia y discrimen a quienes no considera
“normales”.
Por suerte,
no todo está perdido en esta patria mía. Hay hombres y mujeres, que son sensibles ante las
limitaciones de los demás.
Este fin de
semana hubo un musical teatral con niños y adolescentes con discapacidades como
resultado de síndrome de down, autismo o parálisis cerebral, que se denominó “Gliburbit”,
organizado por la Fundación Yo También Puedo.
Qué culpa
tiene un niño de haber nacido así? ¿Quien elije nacer así? ¿Se respetan los
derechos de las personas con algunas limitaciones? ¿Hay una política de Estado?
¿Y los legisladores, políticos, funcionarios, que opinan? ¿Por qué no imitamos
a países que se respetan las leyes sobre los discapacitados?
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