Como cambió
el sentido de lo que yo quería decir en la columna de hoy. En la introducción del texto que salió en el periódico
HOY, en la sección Alegria, se lee: “No creo en la coincidencia, creo en la
disidencia”. Mas, sin embargo, el texto que le envié dice asi: “No creo en la
coincidencia, creo en la diosidencia”. La palabra “diosidencia”, fue cambiada
por error del corrector de estilo, por la palabra: “disidencia”.
Si leen el texto completo se van a dar cuenta que no tiene ningun sentido la introducción
con el cuerpo del escrito. Ahí, les la columna con la palabra correcta:
No creo en
la coincidencia, creo en la diosidencia. En día pasado me encontré, caminando
en el parque Mirador Sur, al locutor
Gerardo Díaz, “El toro”, creador de la orquesta “Los Toros Band s”, quien fue
mánager de “Los Hermanos Rosario” y de la “Artillería”.
El Toro fue
el descubridor y que lanzó a la fama a
Héctor Acosta, “El Torito”. Por cosa de la vida, su fortuna se esfumó, y así se
esfumaron los amigos, “huyeron hacia la derecha”, como Milquiades.
Le doy de
comer a muchos faranduleros, locutores, promotores y disc jockey.
Cuando él estaba en buena, que tenía dinero y
fama, le rondaban muchas personas que, como sanguijuela, buscaban lo suyo. Pero
ahora, ni la “caca” de perro le hace el coro.
Los
“chupamedias” lo han abandonado. Y qué bueno que haya sido así.
“El Toro”
ha pasado por muchas pruebas, entre ellas: dos veces se tuvo al morir, pero
como toro al fin, la ha superado todas.
Ahora
Gerardo Díaz se cuida más, se le ve más rozagante, dice que no guarda rencor y
eso le produce paz. Con entusiasmo habla de su proyecto de bachata. Después de
la tormenta viene calma.
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