T a t i c o H e n r í q u e z
Feliz Vinicio Lora
“Se dice
que cuando Dios terminó de hacer el mundo y ya se iba a descansar, se dio
cuenta de que se le olvidaba algo. Entonces volvió al trabajo, hizo las manos
de Tatico y las preparó especialmente para que manejaran el acordeón y tocaran
el merengue”.
Así
comienza el capítulo dedicado a unos de
los mejores acordeonistas dominicanos, Tatico Henríquez, en el libro “Antes de
que te vayas”, escrito por Rafael
Chaljub Mejía, y dedicado a preservar la memoria del merengue típico.
Pasado mañana,
30 de julio, es el natalicio número 71 de Tatico, un músico que revolucionó el merengue típico, le inyectó otros
elementos que le dieron ese ritmo más colores. Nadie tocaba el acordeón como
él.
Nació en Mata
Bonita, en Nagua, en el ceno de una familia extremadamente pobre.
También era
compositor. Le cantaba a la belleza de la mujer, no la denostaba: “Desde que la
vi me enamoré de ella”.
Cuando aún
no había despegado, perdió la vida muy joven, 33 años de edad, en un accidente
de tránsito en la avenida Sadhalá en Santiago,
un 23 de mayo de 1976, hace 38 años.
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