FELIZ VINICIO LORA
“Yaqui Núñez del Risco entregó su vida a la
comunicación y la cultura de este país y
le pido por esta vía a sus “amigos” que si me ven por la calle no me digan: “no
he ido a verlo porque no puedo verlo así”, mejor no me digan nada…por favor no
me den condolencia de un ser que seguirá vivo por que lo que hizo en este país
está por encima de su existencia”.
Parecería
que fue reciente que Pavel Núñez dijo esto,
pero hace un año encabecé con ese párrafo esta columna.
Lamentablemente
vivimos en una sociedad de apariencia, de vitrina y de hipocresía.
Me daba
pena ver en los medios artistas y
figuras públicas, a los cuales Yaqui hizo
famoso y adinerado, desbordándose en elogio al maestro.
Ya para
qué? Si cuando él lo necesitaba nunca aparecieron por su casa a solidarizarse
con él y con Susana Silfa, la heroína de la vida de Yaqui.
Hasta cierto
cineasta, mal agradecido con Yaqui, despotricó con el premio, pero ¿adónde
estaba tu que no fuiste a ver en siete años que duró postrado en el lecho?
Siempre
digo que la funeraria es el mejor lugar para hacer relaciones públicas y para
buscar cámara.
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